Al comenzar a repasar en mi mente aquellos hechos que ocurrían en mi ciudad en los años 50 y en los 60, tendría que remontarme a mi infancia, allí con mis queridos hermanos: Pepo, la Marcela la Esperanza y Juani, que es nuestro hermano mayor, todos rodeados a nuestra querida madre que se esmeraba siempre por darnos lo mejor, incluso a veces dentro de sus precarias posibilidades. Dejar conformes a cinco hermanos era difícil, todos teníamos necesidades que cubrir acorde a nuestras edades. En esos años recuerdo nuestros juegos en la plaza Sampaio o a las afueras de la escuela técnica. Allí jugábamos basketbol, a las escondidas, a otro juego "ha llegado una carta", a "un dos tres reina es", compartíamos con Ito Cvitanic, Ernesto Leal, Juanito Buratovic, los hermanos Bahamondes, Rolo Montoya, Tier Valenzuela, Pepe Sarmiento, Raúl Angulo, Sergio Krumenaker, Nano Soto, Victor Hugo, Lalo Ojeda mi primo, Rubén Cárcamo otro primo, Nano Juranovic, Alejandro Munizaga y una gran cantidad de muchachos que no recuerdo en este momento, fue una época que nos hizo muy felices, con cosas tan simples de la vida. Aún recuerdo cuando nos sentamos siendo muy niños a las afueras de la casa del doctor Steguens, ya era tarde y nos quedamos a esperar el fin del mundo que por esos años también era tema y estábamos todos asustados de aquello. Bueno, esto del final del mundo no es nuevo.