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domingo, 9 de diciembre de 2012

A la memoria de mi padre

Entre las sombras y el silencio
Se apagó para siempre
tu voz tus sueños Juan Alberto

Fue tu vida una esperanza
Un jardín con ilusiones
Hoy te lloran los amigos
Que sembraste por montones

Pero será tu semilla
Que arrancando el sufrimiento
Germinará con tesón
Para siempre tu recuerdo

Tú, desde el más allá
Te acordarás de nosotros
Ordenarás el camino
Que nos queda para todos

Se que nos has de estar solo
Te encontrarás con amigos
Con Carlos Barrientos, con Marmaja
Y otros tantos que se han ido

Y formarás tu familia
En lo arcano del silencio
Y cantará tu guitarra
Tu canto de viejos tiempos

“Y cuando fallen las luces
De esa ciudad que se incendia
Recuerda que allá a lo lejos
Detrás de esas montañas eternas
Te espera el huaso sereno
Con la baya, con el ulpo
Y con el pan de centeno
Dispuesto a cantarte siempre
Las canciones de tu tierra
Que huelen a yerba buena
A menta y a toronjil”

Tu hijo
Gabriel.

Gracias a Violeta

Se nos fue en un febrero con su canto y con su magia
Era una artista plena, de talento en abundancia
Violeta de chile violeta del mundo violeta de todos
Recorren aún tus versos valles, esteros y fiordos

Ha sido su esencia de cantora popular
Que recogiendo del pueblo su cultura ancestral
Le llevó a una carpa y puso en escena una historia
Que la encumbró en la tierra, el cielo y la gloria

Somos hombres de gratitudes imperecederas
Por esta gran artista que puso su arte a prueba
Le cantó a los estudiantes a trabajadores y obreros
Y su canto se apagó en un mes de febrero

Violeta Parra de nuestra América morena
Sembradora de justicia de familia de artistas
Se crió en el sur entre la lluvia y la ventisca
Y allí tomó la guitarra y comienza su otra vida

De su inspiración nacieron muchas canciones
Y una de ellas fue gracias a la vida
Hoy le damos gracias a Violeta por sus dones
Una obra magistral orgullo en estos días

Sus telares, sus pinturas le acompañaron a Francia
Y en el museo de Louvre se mostraron con prestancia
Una chilena en París una violeta ausente
Aún sigue cantándole, a su pueblo y a su gente

Su guitarra quedó muda y sus cuerdas muy dolidas
La virtuosa cantautora con ángeles fue despedida
El dolor de todo un pueblo la lloró sin desconsuelo
Fue un funeral de lágrimas, ocurrido allá en febrero.





El de la camisa blanca

Dicen que la infancia o la juventud, dejan recuerdos imborrables, y puede ser cierto, porque uno va por la vida contando aquellos hechos que marcaron algún pasaje importante de nuestros días, o de mis días. Recuerdo que en mi querida tierra natal, Punta Arenas, de la cual estoy ausente hace muchísimos años, gozábamos cada invierno con la llegada de la nieve y nos dedicábamos a jugar haciendo bolas con ella, para tirarnos enfrascarnos en una suerte de guerra, de la cual participábamos toda la muchachada o los cabros del barrio. Recuerdo que luego íbamos a lanzarnos en trineo por una calle alta de la ciudad, la hermosa Avenida Colón, de allí salían los trineos fabricados algunos más modestos con madera de cajones de fruta y con zunchos de latón en la parte baja para dar la necesaria adherencia, la que permitía su deslizamiento. Competíamos con aquellos trineos que aparecían a la venta en las mejores tiendas y que eran traídos desde el extranjero. Nuestra provincia hoy región de Magallanes tenía puerto libre y ello permitía un pequeño mercado de estos artefactos para andar en la nieve, eran los años cincuenta o sesenta tal vez, ¡imagínense!. No existía la gran cantidad de autos que hay en estos días y las calles eran en aquel entonces prácticamente nuestras, el invierno era crudo, había que tener coraje para sobrellevar una vida de juegos a tan bajas temperaturas, pero, no sé como igual lo hacíamos y éramos todos muy felices. Con la llegada del verano, el cual era muy corto nos veíamos obligados a disfrutarlo a concho, a sacarle todo el trote, si había que hacer deporte, le hacíamos a todo: futbol, basquetbol, ping-pong, ciclismo… los mismos deportistas para todas las ramas.

La duración del día con luz natural en verano es distinto a otras regiones del país. A las dos o tres de la madrugada ya se oye el cantar de los gallos y comienza a apreciarse el amanecer, sin embargo a eso de las once de la noche recién oscurece.
Volviendo a recordar... en esos años en que se celebraba la semana magallánica, por ahí por el mes de diciembre, la ciudad se envolvía en una encantadora fiesta que permitía a todos sus habitantes gozar de esto que duraba tan poco, pero que se esperaba con tantas ansias. Recuerdo que en una oportunidad con los cabros del barrio sur nos aprontábamos a ir a disfrutar de la alegría que ello significaba y nos fuimos al centro de la ciudad, algo así como ocho amigos, para poner nuestra pequeña cuota de entusiasmo y unirnos de todas maneras a los carros alegóricos para  pasarlo bien y fue así que de pronto vimos como en un acto de magia un camión que iba vacío en la parte de atrás y le pedimos al chofer que fuera gentil y nos llevara, con la finalidad naturalmente de participar activamente en este carnaval, pero cual fue nuestra sorpresa, el camión se las enfiló a las afueras de la ciudad, con nosotros todos compungidos en su interior, bueno, el asunto es que el tipo bajó del camión y se dirigió a un restorán a comer y tomar unos traguitos, a pasarla bien, sin preocuparse en lo absoluto de sus tímidos pasajeros, que angustiados y con frío reclamábamos por esta acción. Luego de pasar bastante tiempo de espera y ya nuestro chofer con la guatita llena y el corazón contento, nos devolvió al centro de la ciudad, pero con tal mala cueva, el carnaval ya había terminado. Nos sentimos humillados y avergonzados por lo que consideramos como una broma de mal gusto. A pesar de ello, hoy en día es una especial e inolvidable anécdota que se recuerda con nostalgia de quien añora su valioso pasado.
Así eran nuestros tiempos de infancia o juventud, años apacibles, gratos, de gran convivencia y solidaridad entre sus habitantes, creo que fui un enorme privilegiado al nacer y crecer en esa zona austral, que aunque inhóspita en su clima, tiene la calidez del habitante, aquel que abre sus puertas de par en par para recibir al amigo o cualquier otra persona y que por sus únicas y especiales características la hace incomparable.
Yo formo parte de una familia en que éramos cinco hermanos, y digo ‘éramos’ porque a la fecha quedamos sólo tres. Nuestra convivencia en esos años era plena, actuábamos en complicidad unos con otros, nuestro entorno siempre estuvo marcado por gozar de tener muchos amigos, en lo cuales poder apoyarnos para hacer más llevadera nuestra adolescencia.
A propósito de amigos, hay uno en particular que me trae tremendos recuerdos, su nombre: Manuel Alvarado, ‘El Empaná’, era muy bueno para el futbol y tenía una zurda de temer, él hacía goles de arco a arco y se daba el gustito de hacer lujos con la pelota, pero lo que más me recuerdo de él es una historia que vivimos, como han de saber, sacar la madre (insulto) a otro era una afrenta muy grande y nadie podía permitir una insinuación de se tipo. Fue así que una tarde paseando con todos nuestros amigos por la calle Bories de Punta Arenas, me enfrasqué en una conversación subida de tono con mi querido amigo Empaná y a él se le ocurre sacarme la madre, ante lo cual me sentí tremendamente ofendido, le recriminé furioso y nos conminamos a saldar la cuenta, para ello fuimos a la playa, para llegar a ella teníamos que bajar varias cuadras, detrás nuestro, al menos unos treinta muchachos amigos de él y míos nos acompañaban al campo de combate,  todos teníamos apodos: Pecho, Caballo, Perón, Chipileo, Pato Cárdenas, Zorzal, Enpaná, Milo, Hule, Chico Diaz, picle, la bruja Claudio Villalta, gordito Bahamondes, yo, calalo, etc. Una vez llegado allí, nos pusimos de frente, nos comenzamos a quitar algo de ropa para alivianar el peso y cuando estaba quitándome un sweeter y tenía la cabeza tapada me llega una andanada de golpes a la cabeza y como es lógico me caigo en la arena y siguen otra vez los golpes ‘a la maleta’ como decimos y vuelvo a caer, la zurda de Empaná era de temer y se sentía muy fuerte… Todo esto ocurría mientras un poco más lejos, otros jóvenes jugaban basquetbol en una cancha de cemento que había en la playa y miraban también esta pelea a la distancia, lo que pasó después de varios golpes y saldada la cuenta, nos pusimos de pié, sin odios ni rencores, “ganador” y “vencido” nos dimos un apretón de manos, un abrazo y la vida continuó. Pero esto no quedó allí; cuando llego a casa todo machucado, nos sentamos a la mesa a comer y mi querido y recordado hermano “Pepo” (Q.E.P.D.), nos cuenta con lujos de detalles que había visto una pelea en la playa, en donde le pegaban a uno de camisa blanca, lo decía muy simpáticamente… “le pegan al de camisa blanca” “y cae el la camisa blanca”…”y cae el de la camisa blanca”…”le siguen pegando”, en ese momento, yo todo avergonzado y sonrojado, le repliqué “Huevón, el de la camisa blanca era yo”…una explosión de risas y risas en la casa, mi viejo, mis hermanos no paraban de reír, algo que siguió por mucho tiempo.
Hoy cuando cuento esto, como una anécdota, recibo algo de burlas aún. Lo importante es que en su oportunidad, hice aquello necesario por mantener el honor. No siempre se gana, así es la vida e igual seguí siendo muy amigo de Manuel Alvarado… “El que le sacó la cresta al de la camisa blanca…jejeje”.

Gabriel Sepúlveda

Un gato en el cielo

Embriagado de talento llegaste a la tierra
Te inspiraste en Neruda, en Violeta y la Gabriela
Paladín del arte sembrador de canciones,
Gato Alquinta aún tu voz se oye

Entre trovadores y cantores
Luciste tus tonos altos
Para volar más allá de las estrellas
Más allá de lo arcano

Todos juntos te aclamaron,
Por tu música con herencia
Todos juntos se abrazaron
En un acto de conciencia

Más allá del Machu Pichu
Aún se escucha en las alturas,
Tú guitarra que rasga triste
Unida a tu cintura

Sube a nacer conmigo hermano
Exclamaban desde el cielo,
Muchos ángeles y santos
Que venían a tu encuentro

Con tu hermoso grupo Los Jaivas
Saltaste la cordillera,
Para encontrar un alero en Francia
Y en los pueblos de América

Hoy tu canto sigue libre
Generando nuevos días
Y tu siembra ha quedado
Tan marcada en nuestras vidas.

Que germinen en el canto
Muchos como el Gato Alquinta
Y se encienda la esperanza
La ilusión y la alegría

Hoy que estás en otro reino
Recordando lo de ayer
Has de formar en lo eterno
Otros Jaivas Con Eloy y con Gabriel

Hasta siempre a nuestro artista
Que Dios te tenga en su Gloria
Lo que hiciste aquí en la tierra
Sigue marcando historia





Rinconcito de mi vida

Rinconcito de mis amores, has marcado mi alma
Y en mi ausencia te nombro, eres el tesoro
que archivo en mis recuerdos,
eres luz y esperanza que añoro.

Junto al estrecho de Magallanes avanza una pequeña historia
de quejumbrosos inviernos,
De cosas lejanas que se acunan en mi adentro
Dejando surcos en mis senderos.

Aún sostengo la esperanza
de volver pronto a tu encuentro,
Soledades de invierno repican en mis silencios,
Y te siento tan cerca aunque estés tan lejos.

Le canto a todos los vientos de mis amores de antaño,
De los crudos avatares
y de un inhóspito suelo,
Del calor de su gente nutrida de buen cuero.

Cielo tejido en alboradas señeras,
Que contemplaba de niño guardando una quimera,
Paisajes que se pierden en la distancia en lontananza,
Tras un vuelo silencioso surcaban aires de infancia.

Déjame beber de tu distancia,
Pueblo amado cómplice de mis andanzas,
Quiero abrazarme a tus calles,
Para embriagarme de tu fragancia.

Guárdame un trocito de tu tierra, de tus sutiles caricias,
De las hojas matinales, de la lluvia y de la brisa,
Soy riguroso en los afectos, de pueblerinos amigos,
Que avanzan cabalgando la vida, pero siempre junto conmigo.



Viajero del tiempo

Como viajero del tiempo, me acerco a mis ancestros
A darle un beso a las grosellas, al calafate y a los ciervos
Para abrazarme con las ovejas y su llanto lastimero
Mientras le sacan el vellón de pura lana en febrero

He crecido junto a Caiquenes que surcaban universos
Y he resbalado la escarcha de aquellos crudos inviernos
Hoy tengo esperanzas de acortar lluvias y vientos
Y un Arcoiris gigante que me salga al encuentro

Pobladores genuinos quiero encontrarme a mi paso
Y con humildad de viajero fundirme en un fuerte abrazo
Voy a contemplar atardeceres con nubes color zapallo
Recorreré mis calles que lleven a los amigos del barrio

Yo le besé la pata al Indio como lo dicta la tradición
Y le pedí volver algún día con mi gente y una canción
El barrio Sur espera, allí me crié y formé con pasión
Fui niño, adolescente y allí también conocí el amor

Sucumbía mi cuerpo en aquellas frías mañanas de mayo
Mientras leía a José Grimaldi con sus poemas de antaño
La laguna de patinar y las imágenes que mezclo sólo
Son parte de aquel tesoro de la tierra que siempre añoro

Cuado baje en mis alas a ese destino tan anhelado
Seguramente habrán lágrimas sumergidas en la emoción
Me sentiré respirando tu aire que alguna vez me ha cobijado
Brillarán mis ojos y palpitará más rápido el corazón

Soy hijo de esta tierra que las inclemencias han remecido
Que la hace distinta a otras en el rigor y en el cariño
Como olvidar tus noches invernales de carnavales fríos
Donde se junta la historia de su gente en el olvido.





domingo, 3 de junio de 2012

Mis raices son del sur

Con este poema de homenaje a mi tierra, gané un importante concurso de poesía.
Concurso literario Organizado por la Unidad Patrimonio de la Salud Hospital Carlos Van Buren.
“MIS RAICES SON DEL SUR” (Poema ocupó primer lugar)

Que hiciste tierra amada que te llevo aquí mi alma,
Añorando yo tus calles me sucumbe la nostalgia.
Que hermosa gente hace tan grande la patria,
Eres isla, eres tesoro, la Patagonia te aguarda.

Sigilosamente te escondes en el austro del universo,
Indiferentes te miran quienes ven todo tu esfuerzo.
Tus entrañas de riquezas son orgullo de la patria,
Pero falta mucho más, mucho más ¡claro que falta!

Porvenir ese es tu nombre, viejo puerto tan querido,
Un Pozo del Amor se remece conmovido.
Por el cordón Baquedano galopa un ovejero,
Unos perros le acompañan y van tejiendo el arreo.

Así somos los sureños arraigados a lo nuestro,
Una lucha cotidiana enfrentando el crudo invierno.
Vengo de tierra del fuego entre solsticios y equinoccios
En el vuelo de un flamenco mueren mis días de ocio.

Magallanes tierra de luz y esperanzas,
Emerges en los confines del mundo y allí tu voz se alza.
Gritas al orbe, gimes lluvias y nieva tu adentro
Desde Leña Dura, Río de los Siervos o Río Seco.

Entre Natales, Porvenir y Punta Arenas,
Se une la historia de toda su gente buena,
Pueblos sufridos por la naturaleza,
Muestran al mundo su gran belleza.

1er Lugar “Mis Raíces Son del Sur”
Autor: Gabriel Sepúlveda Alvarez
03 de Octubre de 2011